De un pequeño emprendimiento familiar a una marca con identidad propia, Casa De La Torre elabora conservas artesanales que combinan tradición, calidad e innovación, respetando los sabores auténticos de Mendoza.
Casa De La Torre nació del espíritu emprendedor y del amor por lo hecho en casa. Su historia comenzó como un pequeño proyecto familiar, cuando Gonzalo De La Torre, junto a su madre y su padre, preparaban mermeladas para vender en locales de productos regionales. De aquellas primeras experiencias, Gonzalo encontró la inspiración para formarse como técnico en Enología y producción frutihortícola, lo que le permitió profesionalizar su pasión y fundar la fábrica en el año 2010, dando inicio a una empresa con raíces fuertes y una mirada de futuro.
Los primeros productos que salieron de Casa De La Torre —duraznos en almíbar, tomates con albahaca y ajo, mermeladas de durazno, membrillo y damasco— sentaron las bases de una propuesta que pone en valor lo artesanal, lo regional y lo auténtico. Con el paso del tiempo, la empresa fue creciendo en variedad y escala, pero sin abandonar su esencia: elaborar conservas de calidad, con ingredientes nobles y un respeto profundo por los sabores que identifican a Mendoza.
La misión de Casa De La Torre es clara: llevar a cada mesa conservas artesanales elaboradas con materias primas locales cuidadosamente seleccionadas, respetando los sabores genuinos de su tierra. Su visión es convertirse en una marca reconocida a nivel nacional por su excelencia, su respeto por la tradición y su compromiso con la comunidad y el entorno. Con más de 150 productos en su catálogo, la empresa combina innovación y tradición para seguir sorprendiendo a sus consumidores.
Cada día, el trabajo en la fábrica está guiado por valores que atraviesan cada decisión: la calidad como estándar innegociable, la tradición como punto de partida, la sustentabilidad como compromiso con el entorno, el compromiso humano con quienes forman parte del proceso y la innovación como motor para seguir creciendo. Esto se traduce en prácticas concretas, como el reúso agrícola del 100% de los residuos orgánicos y la colaboración estrecha con productores locales, con quienes se establecen acuerdos anuales basados en objetivos compartidos.
Actualmente, Casa De La Torre se encuentra en una etapa de expansión y mejora de infraestructura, apostando por procesos más eficientes y condiciones de trabajo óptimas. La planta cuenta con un equipo permanente que trabaja todo el año en el desarrollo de productos, combinando saberes, creatividad y estudios de mercado. Desde su origen familiar hasta su presente en crecimiento, la empresa continúa siendo un ejemplo de cómo la pasión, el conocimiento y el compromiso pueden transformar un emprendimiento en una marca con identidad propia.